miércoles, 13 de agosto de 2008

Normal

Llevo un buen rato buscando una foto de Michael Phelps en la piscina que pudiera ilustrar este post de la mejor manera posible, pero me he dado cuenta de que, además de quedarme embelesada viendo imágenes de este pececillo sobrehumano, ninguna mostraba algo más que las demás no enseñasen. Bueno, todas menos esta, que es la que finalmente he elegido.

Dicen todas las entrevistas que Phelps es un chaval normal, que come pizzas, juega al Risk, vive con otros cuatro nadadores, desestimó la idea de irse a un hotel porque prefiere estar concentrado en la Villa Olímpica, y las únicas atenciones que requiere sobre los demás, son sus tres horas de siesta (qué ojalá pudiera echármelas yo) y unas barritas energéticas para cubrir lo que gasta cuando entrena. Sonríe como un niño pequeño y celebra las cosas como cualquier otro de los mortales, más allá de divinismos y estridencias. Vamos, que parece una persona normal.
Todo eso se contrapone a la imagen sobrenatural que proyecta cuando nada, el 'miedo' que imprime hacia los demás, el saber que no se le puede ganar porque sus características naturales y sus cualidades físicas le otorgan un poder al que, por ahora, nadie se puede acercar y la admiración de todos los que le observamos con incredulidad.

Por eso esta foto me ha parecido que se acerca a la verdadera potencia que el de Baltimore imprime cada vez que se mete en una piscina (que a mi, me fascina)

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