
Dicen las malas lenguas, que cuando Estiarte jugaba a waterpolo ni si quiera bebía de la misma botella de agua que sus compañeros en el cambio de tiempo en un partido o en los entrenamientos. Decían que quería una propia para él. Parece que los rumores tenían algo de verdad.
Pero siempre esta bien reconocer las cosas, pedir perdón e intentar lavarse la cara: bien porque era un rumor que corría a voces por las pisicinas españolas, bien porque el mejor jugador del mundo de waterpolo haya recapacitado, de verdad.
Estas cosas hacen que te corra un cosquilleo por las piernas y te acuerdes de ese partido de Barcelona, del otro de Atlanta, por supuesto del de Sydney...
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