martes, 28 de julio de 2009

Las penas con pan...

Pues otro verano en el infierno. Pensaba yo que la cosa no iba a pasar de tres meses y ya llevo más de un año y tres meses sumida en las catacumbas. Lo que pasa que desde hace algún tiempo el infierno es menos infierno, las catacumbas son menos catacumbas y lo de ver las cosas desde el lado bueno, o buscarle el lado bueno a las cosas, hace que los bombardeos hayan remitido durante los últimos tiempos. Tampoco vamos a fiarnos de las treguas que nunca se sabe, por si acaso (esta el mercado como para andarse con bobadas...)

Será, quizás, porque las agujetas llevan un tiempo siendo de color de rosa, será porque llevo el corazón colgando en sus manos (jejeje, Baute cuánto daño has hecho) o será porque, quizás, hay que aprender a disfrutar de lo que se tiene de la mejor manera posible. Será porque me están enseñando a disfrutar de lo que me pasa y no acabar en el pozo oscuro cuando algo no sale como yo esperaba.

Puedo pensar que el calor infernal me está derritiendo el cerebro y mis aspiraciones, deseos profesionales y anhelos de grandeza laborales empiezan a enquistarse dentro de un conformismo inusitado para la trayectoria que me he venido marcando desde hace unos años... pero puede que sea, también, que he bajado a la tierra, que me he chocado con la realidad y que a veces el mundo terrenal es más bonito de lo que yo me pensaba. Mola tomar cañas por las tardes y echarse la siesta sin preocupación alguna.

A todo esto, hay que sumarle, para ser sinceros, que el infierno ahora ya no es tan infierno, que las catacumbas empiezan a tener un poco más de luz y que ya no me encuentro sola y vacía dentro de ellas. Que por las noches duermo mejor, sueño más bonito y me despierto sonriendo. Las penas con pan, son menos penas.

lunes, 20 de julio de 2009

En un lugar de la Mancha...

En un lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme... resulta que hay un grupo de niñas que pegan, humillan y vapulean a otro grupo de niñas. El grupo de las niñas agresoras no son ni Latin Queens, ni niñas rumanas, ni marroquíes, ni gitanas ni ninguna de las razas o nacionalidades que nos da por pensar cuando nos cuentan estas historias (he nombrado, además, estas en especial porque en ese lugar de la Mancha hay una mezcla muy apañada que convive con cierta tranquilidad), sino que las niñas agresoras son autóctonas del lugar, y sus padres, y sus abuelos y así una larga cadena...
Resulta que las rencillas que antes solucionábamos pinchándoles las bicis a las otras, insultándolas o, como mucho, colándonos en la máquina de los 'recreativos' que nos tocaba jugar, ahora se ha trasladado a acorralar a una niña por la calle, insultarla y darle un palizón que le deje la cara del revés. Ahora se ha trasladado en que otras dos niñas estampen a una contra un muro, le arranquen mechones del pelo y le magullen todo el rostro.
Si antes hacías eso, cuando tu madre se enteraba lo primero que hacía era darte dos tortazos (que con la mano abierta y sin más ensañamiento no es maltrato) y te dejaba sin ir a la piscina lo que restaba de verano. Pero ahora se ha trasladado que la madre en cuestión amenaza a una de las niñas agredidas diciéndole que ‘le va a clavar en los ovarios los taconcitos que lleva puestos’ (juro que no me invento nada por rocambolesco que parezca).

Y en medio de esta novela de caballerías aparece la autoridad competente que dictamina que todo son cosas de niñas, que no hay que darle más importancia y que ellos no se pueden meter. Olé.

Entonces la hermana mayor de la primera agredida le dice, de las mejores maneras que una hermana mayor puede, que deje a su hermana tranquila, que no la vuelva a hacer nada y que por favor se olvide de ella… y es en la contestación donde esta novela de caballerías se torna a noticia de primera nacional: ‘es que yo soy menor y no se te ocurra tocarme un pelo’.

Y ahí es cuando El Rafita se las pasa pescando jureles en las playas del sur; donde unos chicos violan a las 5 de la tarde a una niña de trece años en la puerta de una piscina; donde los presuntos asesinos de Marta del Castillo andan por sus casas… y donde un montón de ‘niños’ menores de edad se amparan en esa ley para tener impunidad ante (casi) cualquier cosa.

¿Estoy a favor con que se reforme la Ley del Menor? No lo sé, pero las madres de las chicas de la Mancha, de Sandra Palo, de Marta del Castillo, de la niña cordobesa y de unas cuántas más seguro que sí.