lunes, 20 de julio de 2009

En un lugar de la Mancha...

En un lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme... resulta que hay un grupo de niñas que pegan, humillan y vapulean a otro grupo de niñas. El grupo de las niñas agresoras no son ni Latin Queens, ni niñas rumanas, ni marroquíes, ni gitanas ni ninguna de las razas o nacionalidades que nos da por pensar cuando nos cuentan estas historias (he nombrado, además, estas en especial porque en ese lugar de la Mancha hay una mezcla muy apañada que convive con cierta tranquilidad), sino que las niñas agresoras son autóctonas del lugar, y sus padres, y sus abuelos y así una larga cadena...
Resulta que las rencillas que antes solucionábamos pinchándoles las bicis a las otras, insultándolas o, como mucho, colándonos en la máquina de los 'recreativos' que nos tocaba jugar, ahora se ha trasladado a acorralar a una niña por la calle, insultarla y darle un palizón que le deje la cara del revés. Ahora se ha trasladado en que otras dos niñas estampen a una contra un muro, le arranquen mechones del pelo y le magullen todo el rostro.
Si antes hacías eso, cuando tu madre se enteraba lo primero que hacía era darte dos tortazos (que con la mano abierta y sin más ensañamiento no es maltrato) y te dejaba sin ir a la piscina lo que restaba de verano. Pero ahora se ha trasladado que la madre en cuestión amenaza a una de las niñas agredidas diciéndole que ‘le va a clavar en los ovarios los taconcitos que lleva puestos’ (juro que no me invento nada por rocambolesco que parezca).

Y en medio de esta novela de caballerías aparece la autoridad competente que dictamina que todo son cosas de niñas, que no hay que darle más importancia y que ellos no se pueden meter. Olé.

Entonces la hermana mayor de la primera agredida le dice, de las mejores maneras que una hermana mayor puede, que deje a su hermana tranquila, que no la vuelva a hacer nada y que por favor se olvide de ella… y es en la contestación donde esta novela de caballerías se torna a noticia de primera nacional: ‘es que yo soy menor y no se te ocurra tocarme un pelo’.

Y ahí es cuando El Rafita se las pasa pescando jureles en las playas del sur; donde unos chicos violan a las 5 de la tarde a una niña de trece años en la puerta de una piscina; donde los presuntos asesinos de Marta del Castillo andan por sus casas… y donde un montón de ‘niños’ menores de edad se amparan en esa ley para tener impunidad ante (casi) cualquier cosa.

¿Estoy a favor con que se reforme la Ley del Menor? No lo sé, pero las madres de las chicas de la Mancha, de Sandra Palo, de Marta del Castillo, de la niña cordobesa y de unas cuántas más seguro que sí.

2 comentarios:

lexu-jaime dijo...

Madre mía,
y yo que, iluso de mi,
pensaba que con el folleteo generalizado la chavalería andaría más sosegada.

Titular: Devaluadas las Viejas quimeras de pasadas adolescencias.?

Naira dijo...

Jaime, corazón, ese titular asusta un poco... más que nada porque no todo el mundo entiende todas las palabras... que tal un

'¿Nuevas inquietudes para nuevos adolescentes?'...

por un poner...

has vuelto ya de París?