lunes, 12 de julio de 2010

Cortinas de humo

Y anoche tooooooooodo el mundo se echó a la calle. Porque la selección había ganado. Y toooooodo el mundo se olvidó de las penas y se fue a celebrar la victoria de 'La Roja'- por mucho que a Camacho le joda.
Y que querencia tenemos a mear en la calle, quitarnos las camisetas, golpear los escaparates, subirnos a las farolas y parar el tráfico mientras ondeamos una bandera. Igual que el monito del anuncio del ADSL de Yazztel... Y a mi ayer sólo me apetecía una cosa: encuesta para ver cuánta gente conocía el nombre de pila de todos los jugadores. Sí, un poco friki, qué pasa.
Pero pasa que está muy bien pasarlo bien, y ver el fútbol y disfrutar. Pero sólo nos movilizamos por esto: por celebraciones futboleras- y ahora afortunadamente también baloncesteras- pero ya. Y nos olvidamos de eso de los cuatro millones y pico de parados; de la crisis mundial; de la subida de los impuestos; del IVA; de los recortes sociales... y de todas esas cosas que no llevan a olvidar y beber minis de cerveza sin talento en medio de la Puerta del Sol, por un poner.
Así que creo que con hacerme fan de los grupos de señoras del facebook tengo suficiente evasión y moralmente me lo permito. Lo otro, lo veré de forma soterrada por la tele, pero sin ir, por lo menos, intento serme un poco fiel. Pero sólo un poco.

miércoles, 19 de mayo de 2010

A mi lado por las mañanas

Hoy he tenido uno de esos despertares en los que no deseo que nadie esté a mi lado. Bueno, casi nadie. Hay un alguien que sabe entenderme muy bien- aunque él cree que no- y sabe cómo llevarme, hacerme, tratarme para poder sobrellevar (me) en esos ratos.
La verdad es que esta mañana ha sido especialmente complicado porque no es fácil tratar con alguien como yo, en esos momentos en los que aparece mi némesis y sólo callo y me sumerjo en mi mundo mientras pienso que el que está al lado sólo por cómo coloco la cabeza, o por cómo gimoteo debe saber todo lo que pasa por mi mente y cuál es la mejor manera de solucionarlo.
Menos mal que me entiende, me comprende, me respeta... y soporta esos vaivenes.
Qué difícil es la primavera para mi. Y para los demás. Para el que está a mi lado.

lunes, 10 de mayo de 2010

Un chándal de Carrefour

Hace dos semanas volvía a casa en el metro a esa hora en la que la gente que pasa de los 30 vuelve a casa sin haber salido; los que no llegan a los 30 están llegando a los bares y en la que no llegan a los 20 comen gominolas para que sus madres no sepan que ya andan con algunos cigarrillos y que el botellón no está tan erradicado como ellas creen.
Pues eso, que ni una cosa ni la otra pero llegaba yo a casa a eso de las 11 y pico de la noche cuando se montaron en el metro dos chicas y un chico que yo creo que rondarían los 17-19 años. Un poco 'piripis' y muy contentos. Haciendo esas cosas que con 17 años no te dan vergüenza, quieres que todo el vagón te mire y que, además, eres súpermaduro y lo haces sólo por transgredir. Qué divertido, joder.
Dos chicas y un chico, del extrarradio, por la dirección que llevaban. Ellas, aparentemente, heterosexuales. Él, gay declarado. Sin ningún púdor. En chándal. Gris y naranja. Con alianza chunga de oro en uno de los dedos. Y cadenita de la primera comunión al cuello. Y sin ningún reparo. Haciendo gracias, riéndose y sin más. Hablando de las tonterías que se hablan con 17 años cuando llegas a casa intentando disimular y haciéndote el gracioso (y en realidad lo era).
Y a mi me hizo gracia porque era la primera vez que me encontraba con un chico gay de 17 años que no vivía en Chueca, o había salido del pueblo para ver mundo y estaba descubriendo todo, ni era un 'moderno-modernoso'. Por fin era un chico de barrio, sin pretensiones de nada que llevaba un chándal y que su estética no pretendía aparentar ni determinar nada. Me gustó porque ese chico me confirmó que, por fin, en Madrid, parece que las cosas se están normalizando. Que parece, que por fin, no hace falta un Día del Orgullo de nada.
Y que el chándal, no hacía falta que fuera de Puma o de Adidas. Con que se lo hubiera comprado en Carrefour, era suficiente.

miércoles, 5 de mayo de 2010

Una heridita...

He hecho varios intentos por escribir entradas de forma más o menos continua y asidúa para mantener el ritmo. Pero no ha cuajado la cosa y por unos motivos u otros al final no las he publicado.
Hoy hace dos años que entré a trabajar en mi puesto actual y gracias a eso decidí abrirme un blog. Un blog con un título un poco espeluznante... teniendo en cuenta que en Nasiriya la gente sí que vive un infierno real... pero bueno, de vez en cuando nos podemos adueñar de la demagogia y usarla en nuestro propio beneficio. El caso es que aquí estoy, dos años después sigo en el mismo puesto de trabajo. Y parece que he de agradecer dos cosas: la primera, que tengo puesto de trabajo (en un día como hoy en el que se hacen públicas las cifras del paro y parece que pese a que ha bajado durante el mes de abril la perspectiva pinta chunga, chunga... chunga); y la segunda, que mi situación laboral, en lo que al ámbito profesional se refiere, parece que ha mejorado. Por lo menos no ando ya 'entre legajos' pero se aleja bastante a mi idea de lo que era el periodismo. Esa profesión intrépida, entretenida, en la que cada día era una aventura y cada artículo escrito una manera de contarle a los demás tu manera de ver el mundo. Eso es una milonga de la que sólo disfrutan esos que han recibido los premios Ortega Y Gasset de Periodismo. Esos y otros tres más.
La cosa en la realidad es bastante diferente. Poca pasión, pocas ganas, poco entusiasmo y mucha decepción. No es lo que era... o igual era yo la que me imaginaba otras cosas. La que pensaba que al final la cosa sería diferente y yo me diferenciaría entre los demás. Pero, evidentemente, no. Si soy del montón, lo soy para todo. Y para esto también. Que no pasa nada... pero la espinita clavada en días como los de hoy hace que sangre un poquito. No demasiado, pero un pelín sí que sí.
Gracias a esto, eso sí, he conseguido disfrutar de mi vida. Respirar sin parar. Pero será que a veces me ahogo, me quedo sin aire y no puedo seguir. Entonces paro y miro alrededor. Y lo que tengo me alegra, me compensa y me hace sonreír. Ya no hace falta respirar tanto y tan profundo. Porque sonrío y soy feliz.
Pero la herida que dejó la espina sigue supurando. Y no sé si se va a curar.

jueves, 18 de marzo de 2010

Subidones de frivolidad

Giro total. Hoy dejo a un lado el existencialismo sobre el por qué de una escritura diaria o sobre la pérdida (y recuperación) de la inspiración, para dejarme llevar por las banalidades más terrenales en las que me puedo sumergir.
Anoche estuve en el prestreno de una película española, de esas comedias que a priori nunca jamás iría a ver al cine, sino fuera porque tu amigo del alma y su marido se han dejado la piel en ella durante los últimos meses. Esta vez me ahorré los casi 9 euros que cuesta ir al cine en Madrid y entramos al Capitol rodeados de flashes.
Me lo pasé pipa. Me lo pasé pipa en el pre-sarao (qué hay que ponerse en estas cosas? 'si sólo vamos al cine' -me dice mi moreno, 'no a los Óscars'... 'ya, pero es lo más parecido a una alfombra roja que yo vaya a pisar'); en el casi-inicio-de-sarao (girtándole a Christian Gálvez y a Kiko Rivera, dos grandes habituales en estas cosas) y en el post-sarao//verdadero sarao, vamos: la fiestecilla de después.
En un 'local' (me encanta esta palabra para denominar a lo que siempre he llamado 'garito', pero que cuando el sitio es cool se dice 'local') estaba la crem de la crem de los animales televisivos baratos, salvando a alguna que otra honrosa excepción.

Y ahí que estás, con una copichuela en la mano, un cigarrito en la otra y sumida en la más absoluta estupidez y simpleza, solamente interesada en saber si las tetas de Yola (Berrocal) son tan grandes como salen en la tele, si el Doctor Vilches es tan atractivo (que lo es) y sorprendida- gratamente- porque Kiko Rivera no está tan goooooooordo como nos lo sacan al chaval en la tele. Y, además, es majete. Si es que a mi me cae muy bien, coño.

Ayss, y por muy petardo que parezca qué bien que vienen, algunas veces y sólo algunas veces, estos pequeños toques de vanalidad, como decía anoche mi amigo estos 'subidones de frivolidad' que te alejan un poco de tu realidad y te trasladan hacia otra que crees que no existe, que sólo el fruto de los platos de televisión. Pero no, lo peor, es que está ahí. Llena de parásitos. Así que nosotros acabamos el comienzo de la noche rodeados de gente que hoy no tenía que venir a trabajar. Y nos hacía mucha gracia. Ayss, con qué poco nos conformamos.

Me lo pasé pipa!

miércoles, 17 de marzo de 2010

Textos vacíos

Uyss qué difícil se pone la cosa cuando te obligas a teclear sin más, cuando te dicen eso de que "lo importante es no perder la agilidad de palabra"... ya, claro, ni que la falidad de palabra fuera tan sencilla. Supongo que es más bien un hábito adquirido, algo que para quien tiene la costumbre lo hace sin más, sin pensarlo. Yo, descubrí hace algunos años, que cuando me tiro al agua muevo las partes de mi cuerpo que son necesarias para mantenerme a flote de forma inconsciente. No pienso qué debo hacer. Lo hago.

Entiendo que lo mismo le pasa a Maruja Torres (no me cae especialmente bien, pero leer sus textos es una maravilla de fluidez y ritmo) cuando se pone frente a la pantalla de su portátil desde Barcelona o desde cualquier parte del mundo. Que le da igual haber tomado café que no haber dormido que estar de resaca. Que todo le sale bien. Sí, me falta un montón, un montón, para sólo acercarme a eso. Lo sé.

Así que mientras, para no idiotizarme, escribo tonterías vacías de contenido y que no dicen nada, pero consiguen mantenerme ocupada escribiendo y no olvidando cuáles deben ser las reglas gramaticales básicas, cómo deben coordinarse las palabras para que suenen bien y qué puede enganchar al lector en un texto que se sabe, de ante mano, no tiene nada interesante en su interior.

jueves, 11 de marzo de 2010

Las musas estarán de vacaciones

Cuando la cabeza se te bloquea es complicado desbloquearla. Más de un mes lleva esto parado, y va camino de dos... y es que la musa se me fue. Mira que lo intenté en la anterior entrada... pero parece que no, parece que la inspiración se me fue al garete.
Leo blogs de otras personas y veo cómo todos los días los actualizan, ponen entradas nuevas, con fotos, enlaces y nuevas aplicaciones que yo, si quiera, me intereso por aprender a usar. Y yo aquí, parada, inmóvil y sin nada nuevo que poner. Nada nuevo que pueda interesar a los demás.
La idea primigenia de este blog era muy buena, me la dio mi pequeño ángel: dedicarle las entradas a los pueblos olvidados. A esos pueblos que no tienen petróleo que robar, a esas culturas que no nos interesan por nada... porque saber del otro si no podemos sacarle nada a cambio no nos interesa nada de nada. Pero ahí me quedé. No seguí. Unos cuantos intentos que no me quedaron mal del todo y ya.
El caso es que hay un montón de lugares y de personas de las que se pueden hablar... pero yo me he quedado sin palabras para saber contarlo. Quizás es que ya no me sale hacerlo bien. Quizás es que ya se me están quitando las ganas de hacerlo.
Luego empecé a escribir casi todas las semanas las cosas que me daban pereza. Y la verdad es que era algo bastante divertido y entre mi numeroso público tuvo bastante aceptación... pero ya me han dejado de dar pereza. Quizás es porque ahora casi todas las cosas que leo, veo, que oigo que pasan me dan pereza. No habría ciberespacio suficiente como para poder contarlas.
Así que aquí estoy. Enfrentándome al papel en blanco para ver si consigo llenarlo de alguna manera. Pero la cosa es que no. La cosa es, como diría Serrat, ' que las musas estarán de vacaciones'.
Pero pese a todo esto, ahora, soy muy feliz.