martes, 27 de octubre de 2009

Que me ahogo...

Acabo de leer en el muro del facebook de un amigo (porque ahora nos enteramos de las cosas así y no voy a hacer más coñas sobre redes sociales que ya están todas hechas) que cierran el periódico on line soitu.es. Todo esto es un poco mierda. Ya pasó con METRO y con adn.es, por poner algunos ejemplos.

Hasta ahora no me había pronunciado sobre la CRISIS (así, en general), entre otras cosas, porque ya lo hacen los demás, porque es más de lo mismo y porque quizás, de forma práctica y real, yo esté en una situación privilegiada (manda huevos) como para quejarme.

Pero me quejo. Me quejo porque me niego a aceptar que en tiempos de crisis hay que apretarse el cinturón y acarrear con lo que venga. Porque me niego a conformarme con lo que tengo porque no es momento de pedir. Porque me niego a pensar que el inmovilismo en el que estamos sumergidos no me va a dejar ir hacia ningún lado. Porque me niego a seguir conformándome con lo que hay. Porque me niego a estar siempre haciendo lo mismo a costa del conformismo de todos los demás (y quizás del mío propio, eso me da un poco más de miedo). Porque me niego a que se sigan riendo de mi, de nosotros y de todos los demás.

Es una pena, es muy triste y sólo de pensarlo me ahogo un poco por las mañanas. Intento ser una autómata cuando me levanto. Me ducho, desayuno escuchando las noticias- realmente lo que me interesa es saber el tiempo que hará hoy y qué debo ponerme-, me visto, me medio-maquillo para estar aceptable, cojo la comida que me preparé la noche anterior y salgo de casa. Un libro en el metro (el de ahora por lo menos me tiene enganchada, Juntos nada más, de Anna Gavalda) y llegar. Y me ahogo. No me ahogo por pensar en lo que tengo que hacer, en el inmovilismo absoluto y aterrador del resto del día, me ahogo porque parece que tengo que conformarme durante bastante tiempo con ello. Y uff… me falta el aire.

Pero luego están a los que despiden. A los que les cierran las empresas y se quedan sin nada. Y dentro de mi sector más, claro. Y entonces te tienes que conformar para no ser uno de esos que se empiezan a ahogar. Pero de verdad.

Ocurre que de eso se valen. Del conformismo de ‘nosotros afortunados’ que tenemos trabajo en nuestro sector, en nuestro ámbito y de forma estable. Conformarse. Así nos va la cosa.

viernes, 16 de octubre de 2009

Sentido Común

Voy a hablar un poco a la ligera y sin ser muy rigurosa respecto al apartado legar. Yo me suelo regir más por el sentido común, que creo que a veces es más básico y necesario.

Resulta que hoy me envían, para tirarme de la lengua, una noticia de estas que me gustan a mí: 500 autobuses contra el aborto, rumbo a Madrid. Subtitulada: José María Aznar acudirá a la concentración de mañana. Ánsar siempre sin defraudarme.

Yo estoy en contra de la nueva reforma de la ley del aborto: no creo que una niña de 16 años daba poder abortar sin consentimiento de los padres. Me da un poco de miedo y me preocupa un poco. Igual que para hacerse un tatuaje (la comparación es un poco burda) es necesario el consentimiento de tus padres si eres menor de edad, creo que para abortar también debería de considerarse la firma de los padres como un requisito básico. Por poder establecer un lazo de confianza con estos, por ejemplo. Entiendo que la mayoría de las niñas- repito la palabra ‘niñas’ porque por mucho maquillaje, curvas maravillosas, aspecto y actitud madura, con 16 años en nuestra sociedad seguimos siendo unas niñas- se quedan embarazadas por un descuido, por un fallo en el método anticonceptivo o, simplemente, por inconsciencia (en el peor de los casos). En cualquiera de estos supuestos creo que la figura paternal es importante y necesaria para que gestione la situación y apoye, explique qué se puede hacer, cómo se debe actuar y que entre ambas partes se llegue a un consenso sobre lo que se quiere hacer. No creo que una niña esté capacitada para decidir sobre qué hacer en un momento de shock como el que se produce.

Este verano estuve con una amiga, que casi dobla la edad a estas niñas, buscando un Centro de Planificación Familiar en pleno mes de julio para que le suministraran la píldora del día después. Fue un descuido. Estuvimos en el CPF que hay en la Calle La Palma, en Madrid, donde cuesta 6€ que te receten la pastillita (en el centro de Callao, por ejemplo, es gratis). En media hora de espera, pasaron 12 chicas (las contamos). Me preocupa un poco que si la píldora del día después, que es un método anticonceptivo, sea usada por tantas niñas- y no tan niñas- tan a la ligera (con el consecuente desajuste hormonal que provoca) cómo será utilizado el aborto desde los 16.

Dicho lo cual… me tocan las narices todas las asociaciones pro-vida, pro-familia y pro-tengo-todos-los-hijos-que-dios-me-mande. Y unas narices. Una cosa es que las niñas de 16 años deberían de necesitan el consentimiento de sus padres para poder abortar, y otra diferente es que estas asociaciones digan que un berberecho es un ser con vida que hay que curar y proteger. Hombreya! Que además Ánsar, que no tocó la ley en sus 8 años de mandato- como dice la noticia- tenga la desfachatez- como en todas las cosas que hace- de protestar.
Seguro que he sido lo menos rigurosa del mundo… como mi sentido común.

(final)

(Respecto al post anterior)

La mayoría de las veces es hambre... y con un poco de nutella en una tostada lo soluciono.

jueves, 15 de octubre de 2009

Cosquillas

A veces hay un cosquilleo que no te deja estar tranquil@ que te recorre la mitad del cuerpo porque la otra mitad está dormida esperando a ser acariciada por ese movimiento. No sabes muy bien qué es lo que pasa pero estás nervios@ y expectante a que la situación cambie… no sabes por qué pero la situación va a cambiar de una manera o de otra.
A mi me pasa muchas veces. Algunas personas lo llaman intuición, otras sexto sentido, y dicen que sólo lo tenemos las mujeres, y otras personas dicen que es un don. Seguro que hay muchas más formas de llamarlo. El caso es que yo no entiendo bien qué es lo que va a pasar pero algo se mueve dentro de mí.
Unas veces las cosquillas me gustan y me río y los nervios son de expectación porque creo que algo bueno va a suceder… pero otras veces más bien son retortijones que no me gustan demasiado y me asustan un poco.
En general no estoy a gusto del todo con ese movimiento silencioso que me alerta de que se barrunta algo a mi alrededor.

Y las cosas se mueven, susurran y se deslizan despacito a mi lado….