viernes, 16 de octubre de 2009

Sentido Común

Voy a hablar un poco a la ligera y sin ser muy rigurosa respecto al apartado legar. Yo me suelo regir más por el sentido común, que creo que a veces es más básico y necesario.

Resulta que hoy me envían, para tirarme de la lengua, una noticia de estas que me gustan a mí: 500 autobuses contra el aborto, rumbo a Madrid. Subtitulada: José María Aznar acudirá a la concentración de mañana. Ánsar siempre sin defraudarme.

Yo estoy en contra de la nueva reforma de la ley del aborto: no creo que una niña de 16 años daba poder abortar sin consentimiento de los padres. Me da un poco de miedo y me preocupa un poco. Igual que para hacerse un tatuaje (la comparación es un poco burda) es necesario el consentimiento de tus padres si eres menor de edad, creo que para abortar también debería de considerarse la firma de los padres como un requisito básico. Por poder establecer un lazo de confianza con estos, por ejemplo. Entiendo que la mayoría de las niñas- repito la palabra ‘niñas’ porque por mucho maquillaje, curvas maravillosas, aspecto y actitud madura, con 16 años en nuestra sociedad seguimos siendo unas niñas- se quedan embarazadas por un descuido, por un fallo en el método anticonceptivo o, simplemente, por inconsciencia (en el peor de los casos). En cualquiera de estos supuestos creo que la figura paternal es importante y necesaria para que gestione la situación y apoye, explique qué se puede hacer, cómo se debe actuar y que entre ambas partes se llegue a un consenso sobre lo que se quiere hacer. No creo que una niña esté capacitada para decidir sobre qué hacer en un momento de shock como el que se produce.

Este verano estuve con una amiga, que casi dobla la edad a estas niñas, buscando un Centro de Planificación Familiar en pleno mes de julio para que le suministraran la píldora del día después. Fue un descuido. Estuvimos en el CPF que hay en la Calle La Palma, en Madrid, donde cuesta 6€ que te receten la pastillita (en el centro de Callao, por ejemplo, es gratis). En media hora de espera, pasaron 12 chicas (las contamos). Me preocupa un poco que si la píldora del día después, que es un método anticonceptivo, sea usada por tantas niñas- y no tan niñas- tan a la ligera (con el consecuente desajuste hormonal que provoca) cómo será utilizado el aborto desde los 16.

Dicho lo cual… me tocan las narices todas las asociaciones pro-vida, pro-familia y pro-tengo-todos-los-hijos-que-dios-me-mande. Y unas narices. Una cosa es que las niñas de 16 años deberían de necesitan el consentimiento de sus padres para poder abortar, y otra diferente es que estas asociaciones digan que un berberecho es un ser con vida que hay que curar y proteger. Hombreya! Que además Ánsar, que no tocó la ley en sus 8 años de mandato- como dice la noticia- tenga la desfachatez- como en todas las cosas que hace- de protestar.
Seguro que he sido lo menos rigurosa del mundo… como mi sentido común.

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