Sin reivindicar

Los que me conocen saben lo que yo reniego de todas las reivindicaciones de cosas que no deberían, ya, reivindicarse. Estoy en contra del cine gay, la literatura gay, el club de tenis gay, el día del orgullo gay... porque, claro, si nos ponemos así yo quiero un día para las rubias con pelo rizado; un tipo de literatura de y para rubias de pelo rizado (cuidadito con las coñas de Corín Tellado y demás); un festival de cine erótico de y para las rubias de pelo rizado... en fin, que a mí con quién se acueste la gente pues como que me da igual. Cada uno que sea feliz de la mejor manera, qué es lo que importa.

Estoy de acuerdo que queda mucho neanderthal suelto por ahí y hay mucha gente que sufre- y ha sufrido- por culpa de los homófobos que quedan aún sin encerrar.

Está bien que haya un teléfono de ayuda... pero ¿qué deba haber policias gays en las comisarias más recurridas? Pues nada, que haya también policias gordos para los niños gordos que sufren el acoso de los compañeros; policias putas para las prostitutas agredidas por los impotentes de sus clientes y así cuánto damnificado que se precie.