jueves, 28 de mayo de 2009

Duerme

Cuando está dormido parece que no respira. Lo hace tan profundamente que el vaivén de sus pulmones a penas se aprecia. Paradójicamente, se hace muy pequeño, tanto que sólo con mis manos puedo abrazarlo sin posibilidad de que se me escape.

Perdido entre neblinas y turbulencias parece volar hacia otra esfera, a un lugar tan alejado que creo que nunca jamás podré llegar a descubrir. Allí, empieza a dibujar fantasías de colores que le permiten liberar toda la energía que guarda en su interior.

Bucea entre las acuarelas hasta encontrar la mezcla adecuada… aunque cuando parece que ha acertado con el matiz deseado, descubre una nueva posibilidad que lo puede hacer mejorar.

Se pasa horas entre las aguas, las luces y los colores intentando escudriñar cuál es el dibujo finalmente que quiere mostrar. Un soplido, una nube que oscurece todo, y la lluvia empieza a desfigurar los dibujos y a entumecer las formas.

De repente se despereza, pestañea un par de veces antes de abrir los ojos del todo y se vuelve a acurrucar en mi regazo. Le echo la manta por encima y dejo que respire profundamente hasta que pueda echar la llave, por hoy, a la cerradura de los sueños.

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