Deprisa, corriendo, siempre con prisas y siempre llegando tarde. Gritos, gritos y más gritos. Histeria siempre a su alrededor. Y, sin embargo, siempre tiene un hueco para sentarse calmado a tu lado. Mientras te escucha, sabes que él está pendiente de todo lo que pasa alrededor, te presta atención... siempre... pero a su manera.
Mientras tu hablas sin parar él se ha fumado ya, por lo menos, tres cigarros y va por la segunda caña. Después de un análisis pormenorizado de la situación y una minuciosa elección de las palabras, emite su veredicto. Con cuidado, para no hacerte más daño del necesario te hace ver la realidad de la manera más cercana a tus percepciones e intenta, en la medida de lo posible, que se acerque a lo que sabe que tú vas a hacer. Siempre te entiende. Siempre sabe empatizar.
Pero esta aparente rigurosidad se contrapone a la imagen que proyecta hacia los demás.
Pese a su 'sobrado' conocimiento de las tendendias de la más alta costura, se pasea con camisetas de rayas bajo jerseys de cuadros con los cuellos descolocados y esa prominente barriga, que no hace más que enseñar- muestra de su inconformidad hacia ella-, otorgándole así un aire desaliñado que sólo enmascara una cabeza muy bien amueblada.
Una nariz perfecta y una sonrisa envidiable le han servido durante muchos años- amén de una verborrea que envidiaría cualquier locutor añejo- para ser consuelo y desfogo de noctámbulos madrileños. Ahora, ya vuelto de todo, sólo quiere bajar al sur, mientras ama el norte, para 'despojarse de la ropa' y quitarse las telarañas de la cabeza. Por suerte el corazón, ahora, lo tiene seguro y a buen recaudo.
Tantas cosas que decir que siempre te faltaría algo.
Descuidado, desorganizado, histriónico (eso dice él), ácido, cínico, capaz de reirse de sus propias miserias e inteligente, extremadamente inteligente. Y sobre todo fiel, muy fiel a lo suyo y a los suyos.
Y yo sólo quiero que sea feliz. Que tenga la improcedencia por compasión.
Para él, siempre seré su guapa.
1 comentario:
Como siempre, mi color es el verde.
Verde envidia.
Quién fuera cofre que guardara esas perlitas,cagüen to!!!
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