jueves, 12 de junio de 2008

Mi no-flotador

Mi padre nunca me dejó usar flotador en la piscina porque, por un lado, los demás decían que no era seguro y, por otro, porque desde muy pequeña me tiraron al agua sin ninguna compasión para que me las arreglara yo solita. Por lo menos, al tiempo, surtió efecto y tuvo sus beneficios.

Pero ahora los flotadores hay quiénes necesitan usarlos para otras cosas, e intentan salir de su país, cruzando de costa a costa, encima de uno de ellos... o con un salvavidas, ironías de la vida, o con una barquita de plástico (que para el caso es lo mismo). Que para salir así de tu país, con una mano delante y otra detrás, algo jodido tienes que estar... que digo yo... Ahora, si te pinchan el flotador la cosa se complica...por si con lo que ya había no era suficiente.

Menos mal que mi padre me quitó bien pronto los manguitos.

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