martes, 23 de junio de 2009

La natación al desnudo

La Federación Internacional de Natación ha dado por válido el bañador para nadar más rápido. (sí, la noticia salió ayer pero entonces yo no tenía ganas de escribir). A mi me parece fatal.

La natación empezó siendo un deporte en el que el hombre se enfrentaba a un medio diferente para el que estaba hecho. El ser humano sin gravidez intenta batirse a sí mismo e intenta batir al crono.

Mark Spitz tenía barba, nadaba sin gorro, no estaba depilado. Alexander Popov nadaba sin gorro también, con un bañador pequeñito. Y nadie les pudo superar hasta pasados muchos años.

El siguiente gran hito (para mi, que soy de la década de los 80 y hay cosas que se me escapan, claro) llegó con Ian Thorpe, que ya se puso un bañador enterito, de tobillos a muñecas cubierto... y ahora pues Phelps al que casi no le cabe el bañador debido a la caja torácica que el americano se gasta. Y, para mí, ya ha perdido el encanto que en un principio tenía este deporte.

La esencia de luchar en un medio diferente, de diferenciarse de otras disciplinas, de sumergirte y poder emular a los peces con las características propiamente humanas, empieza a desaparecer para cubrirte con la piel de los tiburones y empezar a nadar.

Poesías a parte, y siendo prácticos, me parece que coloca en una posición de desigualdad a las federaciones que no pueden permitirse comprar estos bañadores, porque entonces sus nadadores estarán, desde antes de lanzarse a la pileta, en una situación de desigualdad.

Ya no estás desnudo frente al medio. Ahora te vistes como los demás. Ya no te diferencias de ellos.

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