Si ahora mismo alguien te pregunta por Birmania como mucho lo asocias a Tanzania ( y por el demonio) o algún país que haya visitado Indiana Jones en alguna de sus cruzadas, pero si dicen Myanmar parece que ya tienes algo que decir... ha habido un terremoto o algo así, ¿no?
El chinlone es el deporte tradicional de Birmania, ahora más conocida como Myanmar, y cuya finalidad es hacer las virguerías más bonitas con el balón. No hay que ganar al adversario porque sólo hay un equipo. Una cuestión de exhibición y para pasarlo bien más que de competitividad. Lo que venía siendo el deporte.
Birmania se compone de siete estados y siete divisiones en las que conviven diferentes etnias raciales y religiosas. La cultura birmana está impregnada de tintes indios, chinos y tailandeses, lo que se refleja en una amplia variedad en la cocina, la música o el arte.
Esta encrucijada de culturas y sabores compondría un marco idílico para vivir si no fuera porque desde casi veinte años este país sufre la represión de una dictadura militar: en 1989 un grupo de militares dio un golpe de Estado suprimiendo el régimen y las libertades anteriores. Desde entonces, y pese a los intentos de la líder de la oposición, la activista Aung San Suu Kyi, los birmanos no gozan de libertad ( y ella tampoco).
A pesar de las continuas violaciones de los Derechos Humanos y las denuncias ante la Asamblea de las Naciones Unidas de estos crímenes sobre la población myanma, el Gobierno birmano sigue ileso ante la comunidad internacional (veáse ejemplos en dictaduras miliatres africanas o el sin par vecino israelí).
El "batallón de violadores" es el nombre por el que se conoce a un grupo de soldados birmanos que violan de forma sistemática a mujeres y niñas de la minoría étnica Shan para obligar a esta población a exiliarse en Tailandia.
Y ahora pues hay un ciclón, Nargais, que azota la costa sur del país y que causa casi 29.000 víctimas mortales y en el que hay 34.000 desaparecidos. Las ONG's alertan de que la cifra de refugiados medioambientales asciende a dos millones de personas y 100.000 víctimas... Eso fue el 4 de mayo-casi un mes desde el sueceso- y hoy ha sido cuando la Junta Militar de Birmania ha aprobado la concesión de visados a todo el personal de Naciones Unidas para que puedan ofrecer toda la ayuda humanitaria que los damnificados requieran.
Los militares birmanos calculan que necesitarán unos 7.000 millones de euros para la reconstrucción del país y la ONU dice que al menos dos millones y medio de víctimas necesitan ayuda, pero sólo la mitad la han recibido.
Ahora Naciones Unidas se lava la cara, una vez más, y actúa hasta que Nargais pase del todo. Cuando la repercusión mediática ya no tenga el eco suficiente y los políticos y artistas con pañuelos y grandes gafas de sol se hayan paseado por los campos de refugiados haciéndose la foto correspondiente, Myanmar será devuelta al olvido para que los birmanos, en la medida de lo posible, jueguen de nuevo al Chinlone.
Si esto ha sido breve, vacío de contenido y nos os habéis enterado de nada, siempre podéis consultar la wikipedia que para estas cosas es muy útil.
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