jueves, 18 de marzo de 2010

Subidones de frivolidad

Giro total. Hoy dejo a un lado el existencialismo sobre el por qué de una escritura diaria o sobre la pérdida (y recuperación) de la inspiración, para dejarme llevar por las banalidades más terrenales en las que me puedo sumergir.
Anoche estuve en el prestreno de una película española, de esas comedias que a priori nunca jamás iría a ver al cine, sino fuera porque tu amigo del alma y su marido se han dejado la piel en ella durante los últimos meses. Esta vez me ahorré los casi 9 euros que cuesta ir al cine en Madrid y entramos al Capitol rodeados de flashes.
Me lo pasé pipa. Me lo pasé pipa en el pre-sarao (qué hay que ponerse en estas cosas? 'si sólo vamos al cine' -me dice mi moreno, 'no a los Óscars'... 'ya, pero es lo más parecido a una alfombra roja que yo vaya a pisar'); en el casi-inicio-de-sarao (girtándole a Christian Gálvez y a Kiko Rivera, dos grandes habituales en estas cosas) y en el post-sarao//verdadero sarao, vamos: la fiestecilla de después.
En un 'local' (me encanta esta palabra para denominar a lo que siempre he llamado 'garito', pero que cuando el sitio es cool se dice 'local') estaba la crem de la crem de los animales televisivos baratos, salvando a alguna que otra honrosa excepción.

Y ahí que estás, con una copichuela en la mano, un cigarrito en la otra y sumida en la más absoluta estupidez y simpleza, solamente interesada en saber si las tetas de Yola (Berrocal) son tan grandes como salen en la tele, si el Doctor Vilches es tan atractivo (que lo es) y sorprendida- gratamente- porque Kiko Rivera no está tan goooooooordo como nos lo sacan al chaval en la tele. Y, además, es majete. Si es que a mi me cae muy bien, coño.

Ayss, y por muy petardo que parezca qué bien que vienen, algunas veces y sólo algunas veces, estos pequeños toques de vanalidad, como decía anoche mi amigo estos 'subidones de frivolidad' que te alejan un poco de tu realidad y te trasladan hacia otra que crees que no existe, que sólo el fruto de los platos de televisión. Pero no, lo peor, es que está ahí. Llena de parásitos. Así que nosotros acabamos el comienzo de la noche rodeados de gente que hoy no tenía que venir a trabajar. Y nos hacía mucha gracia. Ayss, con qué poco nos conformamos.

Me lo pasé pipa!

No hay comentarios: